«Hoy mis sueños se han llenado de madres de familia, de un profesor lascivo y de un ambiente de serrallo de anuncio de Carrefour. Para los fundamentalistas freudianos dejo la interpretación de una pistola desmontada en manos de una ama de casa con medias de rejilla, y la insistencia lúbrica en la que estaba sumergido y que me provocaba, principalmente, l'embarras du choix.
Esta mañana descubrí que había dejado sobre la mesilla de noche una botellita de ungüento chino para el dolor de cabeza y muscular, cuya venta no está permitida en Europa, y cuyo perfume alcanforado he respirado toda la noche. O quizás fuera el pavo con pisto a las finas hierbas.»
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