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sábado, 21 de enero de 2006

Quinto día. De medidas y personas

Hoy es sábado, generalmente el fin de semana me afecta mucho en mis tareas cotidianas pero ¿mi compromiso para escribir todos los días hace semana inglesa? En un mundo feliz (en un mundo en el que yo sería feliz) no habría días de la semana, meses, años ni, sobre todo, cambios horarios (me había prometido no releer, pero me han interrumpido y no he podido resistir la tentación de cambiar un "y" por un "ni"). Decía pues, que en mi mundo feliz todo se desarrollaría al ritmo de las estaciones, de esos dos entes fascinantes que son el sol y la luna. Esto parece una contradicción, pues son el sol y la luna los que marcan las semanas y las estaciones, pero lo que más me molesta es la imposición social, la unificación, la "normalización", el tener todos la misma hora, las mismas costumbres, el mismo tipo de ventanas.

Algo que detesto especialmente es el sistema métrico decimal, en contradicción con el resto de los que me rodean. Me parece absurdo y poco práctico, el utilizarlo te obliga a tener a mano siempre instrumentos de medida. Un centímetro no es una medida natural, nunca he sabido medir aproximadamente un centrímetro, ni mucho menos siete u ocho. Lo mismo me pasa con los kilos y con los litros. Por el contrario, considero mucho más práctico, por antropométrico, el sistema que han conservado los anglosajones. Una pulgada es más o menos lo que mide un pulgar, una libra se puede pesar con una mano... Eso sin hablar de un sistema basado en el número diez, terriblemente limitado al ser únicamente divisible por 2 y por 5, cuando lo más útil hubiera sido utilizar un sistema duodecimal, pues el doce puede dividirse por 2, por 3, por 4 y por 6.

Un ejemplo sangrante es el del A4, tamaño de papel basado en el metro cuadrado. Para alguien como yo dedicado a la edición y al diseño, es una proporción fea, alargada y carente de equilibrio. Muy alejada del rectángulo áureo, descubierto por los griegos.

Tenía un profesor que llevaba en su reloj la hora solar. A pesar de lo dicho anteriormente, me fascinan los instrumentos de medida, especialmente el reloj (que utiliza el sistema duodecimal), pero con el triunfo de la informática se están también deshumanizando (otro día escribiré en contra del sistema binario).