Es una película que llevaba décadas intentando volver a ver. Había desaparecido completamente, hasta de las mediatecas francesas, vete tú a saber porqué.
Ayer pude por fin volver a verla. No me decepcionó.
La película había sido condenada por la iglesia católica y los payasos de Cristo Rey se habían apostado a las puertas del cine para canear cinéfilos intransigentes.
Había visto poco de Godard, y esperaba ver algo muy transgresor, muy irreverente. Y lo que vi, y volví a ver ayer, fue un precioso poema sobre la Creación, el Alma y el Cuerpo.
Pocas veces he visto una defensa de la existencia de Dios tan bien argumentada. Me dieron mucha pena los jerifaltes onanistas del Vaticano, más dispuestos a perdonar la pedofilia que practican algunos de los suyos que el hecho de que en una película salga la Virgen María en pelotas.
En fin, que os la recomiendo.